Valle inquietante
Anna Weiner








Entré en la librería Lé, en Madrid, después del trabajo. Recuerdo que aparcaba mi moto en la acera, compraba un libro y en el portal de al lado, subía a mi casa. Hay dos tipos de personas: las que cuando están tristes escuchan canciones tristes para deprimirse más y las que por el contrario, intentan alegrarse escuchando canciones más animadas. Yo, obviamente soy de las primeras y con los libros me pasa igual. ¿Me acaban de romper el corazón? Leo un libro de la ruptura más deprimente. ¿Me estoy enamorando? Leo un libro de la historia más cursi. ¿Siento que soy la única persona con problemas? Leo a Sylvia Plath. 

Pues ese día pero en realidad podría decir, esos años, notaba que mi trabajo me estaba consumiendo muy poco a poco. Estaba ansiosa, quemada, cada vez más irritable, con menos tiempo para hacer otras cosas que no fuesen estar en frente de una pantalla, cargando todo el día el ordenador en mi bolso aunque estuviese de vacaciones y haciendo malabares para pagar el alquiler que suponía más de la mitad de mi sueldo. Pero al mismo tiempo, tenía 24 años y me sentía culpable por “quejarme” o no sentirme afortunada de la oportunidad que ¿me estaban dando? Por todo esto, decidí comprarme Valle Inquietante de Anna Wiener.

Leí su artículo publicado en la revista N+1, narrando diferentes anécdotas que había vivido en su primer trabajo y me sentí muy identificada con algunas de las cosas que contaba. No sé porque se sorprendieron de lo rápido que se hizo viral cuando la mayoría de jovenes que se lanzan al mercado laboral por primera vez (si te dedicas a algo creativo, ya, ni te cuento) se sienten igual que esta escritora. 

Este libro, nace precisamente de ese artículo: su experiencia en primera persona en Sillicon Valley al trabajar, con 25 años en una seductora startup de tecnología. Y no hace falta que vivas en San Francisco, hayas trabajado en Amazon, vayas en monopatín a la oficina o tomes copas en el bar de la empresa para sentirte identificado con esta historia. Lamentablemente, me dio la sensación que muchos jovenes se sienten perdidos entre las expectativas sociales y las realidades laborales con interminables jornadas, salarios precarios, ambiente corporativo hasta en la cantimplora de kombucha, “cuanto más guapa, joven, delgada y lo más importante, callada, mucho mejor”, el micromundo al que crees pertenecer, los pokes para comer, instituciones sexistas, ansias de poder, egos incontrolables y… personas se refieren a mil, como K.

Me encantó la lucidez y valentía de Anna Weiner para dar voz al lado oscuro de estos trabajos: la conformidad que muchos de nosotros asumimos por los sueños que tenemos. El futuro prometedor que te dibujan cada día y que recuerdas cada noche cuando vuelves a casa en metro con tu taper en la mochila mientras hace cuatro días que no has llamado a tu madre para preguntarle qué tal está. 


Serie que habla también sobre esto: 
The Social Dilemma (Netflix) 

Otros libros relacionados: 
El descontento (Beatriz Serrano) 



Nota

“Ropa caliente, radio, esperando el autobús. Podía sentirme frustrada, agotada, abrumada, incómoda. A veces llegaba tarde. Pero estas banalidades ineficientes—pensaba que eran lujos, la marca de los desocupados. Tiempo para no hacer nada, para dejar que mi mente vagara a donde quisiera, para estar en el mundo. Al menos, me hacían sentir humana.”



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